Biografía
José Guillermo Malavassi Vargas
Biografía escrita por Federico G. Malavassi-Calvo
Presidente de la Junta Administrativa de la Fundación ‘Universidad Autónoma de Centro América’. Licenciado en Derecho por la UCR. Ex Maestrescuela del antiguo Colegio Stvdium Generale Costarricense; Tutor en la enseñanza del Derecho, ex Diputado. Reseña biográfica escrita con ocasión del bautizo del “Campus J. Guillermo Malavassi V.”
José Guillermo Malavassi Vargas, 1932-
Nació un 31 de mayo de 1932 en Cartago, a las cinco y media de la mañana, bautizado con el nombre de José Guillermo Jesús del Socorro Malavassi Vargas, hijo número diez del matrimonio de Rogelio Malavassi Belleli y Ninfa Vargas Lizano.
Su infancia la vivió hasta los seis años en Cartago, luego en Tres Ríos. Asistió al Colegio de San Luis Gonzaga donde culminó su Bachillerato en 1949. Ingresó en el Seminario Mayor y culminó sus estudios filosóficos en la Universidad Gregoriana, en Roma. Se graduó en Filosofía y Filología en la Universidad de Costa Rica.
Contrajo matrimonio religioso con Idalí Calvo Mesén en 1955. De él nacieron cuatro hijos: Federico Guillermo, Bernardo Alberto, Idalie María y Humberto José. Tiene once nietos y un biznieto.
Enviudó y contrajo segundas nupcias con Lisette Martínez Luna con quien vive al presente.
Nos hemos reunido para celebrar que el Consejo Universitario y la fundación ‘Universidad Autónoma de Centro América’ han decidido bautizar el Campus con el nombre de “Campus Guillermo Malavassi V.’ en agosto de del año 2009.
¿Por qué denominar el Campus de la UACA con ese nombre?
Habría de ser suficiente ser el Rector fundador de la UACA; ser reelegido una y otra vez hasta alcanzar más de 30 años como su único Rector, ser el Rector de la primera Universidad privada del país; haberse desempeñado en dos intensas oportunidades en el cargo de representante de las Universidades privadas en el CONESUP (Consejo Nacional de la Enseñanza Superior Universitaria Privada); haber sido fiel como ninguno a la Universidad, haber tramitado y diseñado, corregido e impulsado todas las carreras universitarias de la UACA hasta su debida inscripción en el dificultoso CONESUP; haber tramitado e inscrito multitud de carreras que fueron arrebatadas y expoliadas a la Universidad con la obsecuencia de las autoridades públicas; haber presidido con atención, consistencia, ilusión, energía y fidelidad normativa (con absoluta seriedad) una infinidad de sesiones de los órganos de la Universidad durante 33 años (Senado Académico, Consejos Académicos –uno por carrera, en una compleja integración que exige una muy cuidadosa proyección y una gran concentración-, consejos académicos, consejo universitario, colegios, sedes, administraciones, CIELTA, decisiones administrativas ad hoc); haber presidido todas las graduaciones de la Universidad (menos una …) con una frecuencia mínima de tres por año. Haber propuesto en cada graduación un mensaje profundo, unas palabras sesudas e intensas, únicas siempre, individualizando cada una de las ceremonias.
Habría de ser suficiente estar al frente de la institución desde el principio, no haber cedido cuando muchos cedieron, haber soportado acusaciones y mala voluntad, haber enfrentado juicios y denuncias maliciosas, haber perdido la salud en la tensión que ello ocasiona.
Habría de ser suficiente haber dirigido la transformación de la Universidad cuando el esquema original pareció agotarse. Haber velado por la calidad académica y por la regularidad en Jurados y jurados (órganos y personas), Consejos académicos y en la directa gestión que ahora está a cargo de la Rectoría (profesores, directores de carrera, y programas, horarios y necesidades de los estudiantes: desde el autobús hasta la soda).
Todo como un buen padre de familia, durante toda la vida de la Universidad, donando algunas veces su salario a la propia Universidad y haciendo otras donaciones materiales para iniciar programas y otras cuestiones, entre ellas más de cuatro mil libros de su biblioteca…
Sin embargo, la vida de Guillermo Malavassi no se queda en la fructífera labor de la UACA.
Su trayectoria universitaria, allende el Campus de la UACA, ha sido notable e importante.
Fue profesor (catedrático) de Filosofía en os Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica y en otros departamentos; allí también fue Director de los Estudios Generales. Profesor destacado, formador de los nuevos universitarios, quienes ahora profesionales recuerdan con gran entusiasmo sus lecciones. Impartió sus cátedras desde su inicio como profesor en la UCR hasta su jubilación.
Asimismo, fue Secretario General y Vicerrector de la Universidad de Costa Rica. Cargo que ya no existe como tal y que implicaba una profunda relación con todo el mundo universitario.
Fue Decano Fundador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional desde sus cimientos hasta entregarla completa; allí laboró con gran energía en la constitución de la nueva Universidad en medio de la mucha efervescencia que en los primeros años vivió esa Universidad.
Fue cogestor de la Escuela Agronómica de la Región del Trópico Húmedo (la EARTH) y fue secretario de la Junta a cargo de ella en sus inicios.
En sus últimos diez años en la Universidad de Costa Rica se destacó mucho su curso de “Principios Cristianos de Justicia Social y la Realidad Histórica de Costa Rica” que, por ser también de extensión cultural, constituía además una especie de cátedra abierta a la que concurría gran cantidad de personas que no eran estudiantes regulares de la UCR.
Participó en los Congresos Universitarios de la UCR y en varias de las reformas más importantes que se realizaron allí.
Eligió la enseñanza como su vocación. Quizás se inició en ella en la catequesis, en los distritos de la Parroquia de Tres Ríos. Pronto pasó a enseñar en algunos liceos (segunda enseñanza), básicamente Gramática y Psicología. Concluidos sus estudios universitarios inició una larga carrera de profesor universitario de Filosofía que aún no termina (ha impartido varias cátedras de la UACA, principalmente de Fundamentos de Filosofía y ha sido tutor de la Carrera de Filosofía en el antiguo Stvdivm Generale Costarricense (colegio primado de la UACA) y directamente en la UACA. Asimismo, enseñó Filosofía en el Seminario Central sobre Pensamiento de santo Tomás de Aquino, hasta el año 2015.
Entre 1966 y 1969 fue Ministro de Educación en el gobierno de D. José Joaquín Trejos F. (qdDg). Se caracterizó por promover integralmente las labores del Ministerio, inspeccionar lo que se hacía en las aulas, impulsar la educación nocturna y la técnica, fomentar la educación física. Fue un Ministro activo que no rehuyó la polémica, no dejó de impartir lecciones en la Universidad y remozó las estructuras del Ministerio. Su labor no fue la típica de quienes quieren hacer “su” reforma, sino que se concentró en que se trabajara con rigurosidad, se cumplieran las normas para mejorar lo que se hacía y se impulsara el crecimiento y oferta pública de la educación.
Al final de la Administración Trejos Fernández (1969-1970) fue, por corto tiempo, Director Ejecutivo del Instituto Nacional de Aprendizaje.
Formó parte (como ex Ministro de Educación) del Consejo Superior de Educación (órgano constitucional que rige la Educación Pública costarricense). Al inicio de su creación formó parte del CONESUP (Consejo Nacional de la Educación Superior Universitaria Privada) y volvió a ser integrante de ese organismo en fecha posterior, reelegido varias veces por el conjunto de los rectores de las Universidades Privadas.
Ha estado también con la educación no formal, la que investigó en el ICECU (Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura), de donde surgió una obra de “largo aliento” acerca de la labor del ICECU y su tarea de ilustración a la población campesina y suburbana: “Comprender lo comprensible”, un tratado en dos tomos sobre la admirable tarea de esa institución. La UNESCO publicó un resumen de sus planteamientos.
Es menester señalar algunos momentos de su vida para que, quienes no la conocen, tengan una noción de ella.
Su madre fue maestra y fue el menor de diez hijos. Su padre murió siendo el muy pequeño, pero se educó dentro de un hogar grande y cursó casi toda la enseñanza primaria en un lugar especial: Tres Ríos de los años 40. El cariño de muchos hermanos mayores, una escuela sin límites (en esa época había toda clase de participaciones: asambleas, motivos, jornadas cívicas, que promovían la creatividad y acción de los jóvenes), un ambiente cultural excepcional: Tres Ríos tenía fútbol, música, barrios, tiempo, personajes, Iglesia, amigos y espacio. Estuvo en banda, orquesta, paseos, baños en las pozas de los ríos, tertulias, partidos, comiendo frutas con amigos de la infancia en los árboles de la finca de su padre, celebraciones religiosas, reuniones familiares de una familia ampliada de primos, tíos, vecinos y un pueblo entero que se sentía comunidad; hizo desde niño de cogedor de café, agricultor, boyero, cafetalero, horticultor. Tuvo instrumentos musicales, perro, y amigos por todas partes. Conoció la tierra y la trabajó, sus pesares y complicaciones, la simpleza y nobleza del campesino y su felicidad y dolores. Vivió de niño a adolescente la Segunda Guerra Mundial con el especial contexto histórico nacional: las noticias de la Guerra, la radio, la pobreza y limitaciones, cuotas de harina y gasolina, ausencia de importaciones, la reforma social de 1943 y sus efectos en la sociedad costarricense, la apertura de la Universidad de Costa Rica y la Caja Costarricense de Seguro Social.
Para asistir al liceo (Colegio de San Luis Gonzaga, en Cartago) tuvo que dejar la casa e ir a vivir con su hermana mayor (Virginia) y sus sobrinos mayores (Carboni Malavassi, con quienes desarrolló una cercanía especial), en una época llena de limitaciones e ilusiones. Buen estudiante, guitarrista, futbolista y con el espíritu abierto para hacer nuevos amigos en un medio que era distinto del de su vida escolar.
Intensa vivencia de la Revolución del 48: aspira a la libertad, no desdeña la reforma social, se irrita con el autoritarismo, pero tener parientes y amigos en ambas aceras le da una perspectiva diferente del conflicto.
Luego al Seminario (disciplina, meditación, estudio, espiritualidad) y fue seleccionado para estudiar en Roma (Pío Latino residencia, Universidad Gregoriana). A intensificar el latín y a aprender italiano. Regresa a Costa Rica con un Bachillerato en Filosofía. Deja los estudios del seminario y se integra a la vida civil.
No abandona la docencia religiosa e reinicia Universidad en un medio que cambió mucho durante su ausencia. Goza de la cercanía de importantes personajes universitarios (Rodrigo Facio, José Joaquín Trejos, Enrique Macaya, Constantino Láscaris, Teodoro Olarte, Roberto Saumells, Arturo Agüero, Rafael Obregón…). Por un tiempo es amanuense del Secretario de la Academia Española de la Lengua, ocasión de tratar a ilustres personas: D. Juan Trejos, D. Arturo Agüero, D. Alejandro Aguilar Machado, D. Luis Demetrio Tinoco, D. Julián Marchena, D. Hernán G. Peralta…
Vive intensamente la reforma universitaria que se aplicó a partir del año 1957 como profesor Adjunto del Dr. Láscaris, llega a ocupar diversos cargos en la academia, hasta alcanzar la Secretaría General y Vicerrectoría de la UCR; participa en actividades internacionales en varios países, entre ellas: curso en Alemania de gestión universitaria, labores universitarias que van desde las actas del Consejo Universitario hasta acompañar a las giras al Coro de la Universidad.
En 1966 (33 años) es designado Ministro y una de sus características es que no deja de dar lecciones, no deja de escribir, defiende por escrito lo que hace en el Ministerio, polemiza y marca la cancha, pues no le huye al debate.
Es uno de los escritores tempranamente invitado de la “página 15”: un proyecto de La Nación (Guido Fernández era el Director) para publicar frecuentemente una página con artículos profundos (literatura, filosofía, comentarios, crítica) que no fueran la noticia diaria. La influencia desde allí ha sido notoria; algunos de sus artículos (crítica al desvío de la UNA, denuncia de lo que sucedía en los Estudios Generales de la UCR, defensa de la libertad de enseñanza y de la libertad de expresión, fomento de la familia, denuncia de la tolerancia de Carazo con los sandinistas, defensa del solidarismo…) han sido hitos muy comentados. Hay uno especial, el que escribió cuando nació su nieto mayor (mi hijo Federico José, 12 de abril de 1980), titulado “Lucero del Alba” que fue muy reproducido por constituir una síntesis de valores familiares y cristianos.
Esta labor lo proyectó como una de las opiniones más influyentes en nuestra sociedad. Incluso, cuando La Nación y Juricentro publicaron unos libros conmemorativos de la labor de la página 15, fue uno de los autores publicados.
Paralelamente y cuando los diarios y revistas costarricenses lo permitían, se destacó en la polémica pública y escrita. Los asuntos eran variados: temas universitarios, temas políticos, temas culturales. Asimismo, en la vida universitaria, la práctica de la polémica, el debate, la mesa redonda, la charla y la conferencia lo han caracterizado. También fue invitado muy frecuentemente a impartir charlas en comunidades, parroquias, colegios de segunda enseñanza, grupos organizados y debates y paneles realizados por distintas organizaciones (ANFE, organizaciones magisteriales, empresariales y solidaristas).
Su firma era una fina ironía y una lógica aplastante. La constante era no rehuir el debate ni la ocasión.
Fue convocado por la Cámara Nacional de Radio (CANARA) para publicar por la radio comentarios suyos. Durante muchos años fue común escuchar, en la cadena de radio de CANARA (“Panorama”, que se difundía de lunes a sábado a las 7 de la mañana) sus comentarios los sábados por la mañana. Muchos de ellos, también, constituyeron un hito en la opinión pública. Sus comentarios fueron publicados en un libro anual que hacía la Cámara con los comentarios de “Panorama” y también por él mismo en su labor editorial. En algunos momentos en que la Patria lo requería, se integró a una especie de Consejo Editorial de la Cámara, para promover algunas importantes campañas nacionales.
Asimismo, contó con programas de Radio en Monumental y Columbia. El primero fue semanal y luego el de Columbia fue diario. Eran programas de diálogo abierto, con la línea telefónica abierta para que la gente participara.
Ha hecho publicaciones de todo tipo, ha fomentado el debate y la participación, ha estado en debates públicos de TV acerca de temas importantes, ha tomado posición y ha formado opinión. En algunos casos en relación con temas difíciles: en fomento de valores patrios y ciudadanos, libertad de enseñanza cuando era atacada, a favor de la vida, por ello contra el aborto, contra la eutanasia …
Su labor editorial (de lo propio y ajeno) ha sido notable. No solo lo que la Universidad Autónoma de Centro América ha publicado (prácticamente todo el material ha sido revisado por él, editorialmente y como corrector de pruebas) sino lo que su creación ha facilitado
En lo personal, además de la fe en la palabra escrita y la esperanza de su permanencia (bien se dice que “verba volant, scripta manent”) que lo ha llevado a publicar artículos, trabajos y comentarios, su labor propiamente editorial empezó quizás con antologías para lectura en los Estudios Generales. Estas antologías fueron perfeccionándose y luego se dio un asocio con un impresor chileno, lo que constituyó su edición anual en el best seller costarricense. El libro anual de la materia de Fundamentos de Filosofía era adquirido por prácticamente toda la generación que llevaba las “generales” (aproximadamente 5000 jóvenes cada año).
Recuerdo que la Cooperativa Universitaria de Libros no le pagaba cumplidamente los ejemplares vendidos y entonces le daban crédito: yo lo usé repetidamente para adquirir libros de Derecho (compensándole a mi padre su parte) para que se hiciera pago de los adeudos (creo que nunca fueron cancelados en su totalidad).
Poco a poco se fue haciendo escritor de libros, editor, librero, empresario y profesor que publica …
Quizás las primeras aventuras (Comprender lo comprensible, por su tamaño, y Los Principios Cristianos de Justicia Social y la realidad histórica de Costa Rica, por haber sufragado íntegros los gastos) marcaron su vocación por publicar y superar la tramitología y relación “editor-impresor-revisor-escritor”. Yo lo vi corrigiendo con navajilla y tinta las propias matrices. La familia entera aprendió el oficio de corregir de un modo sui generis. Mi padre leía la matriz o texto final (que se usaría creo que en offset), las pruebas, y uno de nosotros iba leyendo el original (las cuartillas del escritor). Íbamos desarrollando unas habilidades para leer rápido, pero de modo inteligible, suave pero audible, seguido (para no gastar energía) pero diferenciado (para apreciar signos y matices), con inteligencia pero avanzando. No se decía “punto”, solo “seguido” o “aparte”. Cuando el texto estaba entre comillas se tocaba al oidor y se le soltaba al final. Las comas no se decían, sino que se hacían.
Una de las más importantes labores del homenajeado ha sido su empeño en la publicación de la revista bianual de la UACA Acta Académica, que se difunde selectivamente en los cinco continentes. Desde hace varios años es su editor.
Las revistas de la UACA (primero Crónica Universitaria y ahora Acta Académica) contienen sus artículos. En la última él revisa todos los artículos.
Libros suyos han sido publicados por la UACA. Algunos han sido de su autoría, otros de su coautoría. Le han sido publicados recopilaciones de artículos (CANARA, proyecto La Nación-Juricentro, él mismo: Pensamiento sobre la marcha). La propia Universidad ha hecho algunas publicaciones especiales (Verba Facere). Ya tiene una bibliografía respetable entre libros, artículos, coautorías, antologías, recopilaciones que en el trabajo sobre su biobibliografía hecho por la Biblioteca de la Universidad alcanzó quinientos títulos. Literalmente se ha quemado las pestañas en la labor de publicación…
La Universidad Autónoma de Honduras le solicitó alguna facilidad para reproducir algunas de las obras editadas por él para servicio de aquella Universidad y él cedió el uso de sus derechos de autor generosamente.
Es un ejemplo de la fe en la palabra, empeño en publicar, aprendizaje y dominio de la labor editorial y la esperanza en la transmisión de los valores a través de los signos de la escritura …
No ha tenido miedo de lanzarse al ruedo político, pero tampoco de renunciar y quitarse cuando ha sido menester.
De modo honorario formó parte de la Junta de Caminos de La Unión, luego Regidor; fue Ministro de Educación, más tarde precandidato a Presidente (Partido Unión Popular, fundado por los ex presidentes Trejos y Echandi y varios políticos más como una reacción ante la decadencia del Partido Unificación y sus tratos con el PLN). Participó en las primarias de la Gran Coalición (1972-73) o Alianza Nacional Cristiana, germen del actual Partido Unidad.
En las elecciones de 1974 acompañó como candidato a Vicepresidente en la papeleta del Partido Nacional Independiente. Lo llevó allí la frustrada convención de la oposición, por el retiro del Partido Unificación.
En 1982 llegó a la Asamblea Legislativa, elegido diputado solitario por el Partido Movimiento Nacional. Libró luchas duras contra el marxismo, los “piricuacos” que tanto daño hacían en Nicaragua, contra las gollerías y a favor de la Libertad. Era diputado y Rector de la UACA a la vez, asimismo, profesor de la UCR. En alguna ocasión fue declarado el mejor diputado del año.
Ha combinado las ideas liberales y el conocimiento real y fundamentado de la doctrina social de la Iglesia. Ha publicado mucho al respecto, enseñado más y defendido los valores de la libertad, la democracia, el republicanismo y el principio de acción subsidiaria del Estado. Es buen conocedor de la doctrina social de la Iglesia. Revivió la justificación histórica y el rescate del socialcristianismo como doctrina política que fundamenta la reforma social de los años cuarenta (garantías sociales, CCSS, código de Trabajo).
Sin embargo, siempre ha tenido una actitud crítica frente a negociados criticables de los partidos, decisiones impropias de las cúpulas políticas y ha combatido fuertemente la corrupción.
Ha sido pionero e impulsador de muchas cosas importantes: la apertura de la Escuela Normal Superior, que rompió el monopolio de la educación superior. La Escuela Normal de Pérez Zeledón. Colegios de segunda enseñanza creados por ley de presupuesto. Cofundador de la UACA (primera Universidad privada del país). Defensor de los derechos de la educación privada en general. Crítico de los defectos de la educación pública y los desvíos de la educación superior pública (presupuestarios, desmejora de calidad y algunos vicios en cursos y escuelas).
No es hoy mi papel justificar la decisión de la Junta ni explicarla; ello corresponderá a otras personas. Únicamente quiero dejar constancia de que si bien la labor de Guillermo Malavassi al frente de la Rectoría de la UACA ha sido grande y fructífera, sus méritos extra UACA son grandes.
Guillermo Malavassi ha dejado escrito, entre otros asuntos personales, lo siguiente:
“Me ha tocado despedir a muchos parientes: padres, suegros, todos mis hermanos, varios sobrinos, amigos y bienhechores que emprendieron el viaje a la otra vida, de manera que la muerte se ha hecho amiga muy cercana.
Enseñé a tocar guitarra a los cuatro hijos. Con frecuencia tocamos y cantamos juntos. Nos gusta hacerlo en los Rezos del Niño, después de Navidad, y con cantos a la Virgen en el mes de mayo.
Todas las mañanas de todos los días de la semana durante treinta años corrí o caminé al menos un par de kilómetros e hice un poco de gimnasia. Cuido la dieta para que la alimentación sea saludable.
Durante los años 2013 y 2014 sufrí varios quebrantos de salud: operación de la próstata, de la hernia y de la columna vertebral, al tiempo que he debido cuidarme la presión alto durante los últimos años. El quebranto de la columna vertebral me ha significado larga terapia y dificultad para caminar trechos largos. Correr se terminó. Ahora trato de caminar un kilómetro cada día por la mañana. Se me dificulta efectuar otros ejercicios.
Entre las cosas que he aprendido en mi vida están las siguientes: amar a Dios por sobre todas las cosas; elevar mi alma a Él desde que despierto y a lo largo del tiempo de vigilia de cada día y hasta que el sueño vuelva a mí; confiar en que su presencia amorosa cuida de mí; aceptar gustoso todo lo que de Él venga, sea lo que sea; perdonar cualquier ofensa, sin ni siquiera esperar disculpa; nunca gastar más de la mitad de lo que gane, pase lo que pase para tratar de dejar algo a los demás; temer el lujo y el derroche; procurar vivir con la mayor modestia posible; aprovechar el tiempo al máximo, por lo que casi nunca tomo vacaciones; no temer ni el dolor ni la enfermedad, pero sin buscarlos; servir a los demás siempre que me sea posible; agradecer el afecto que las personas me dan y corresponder de igual manera; procurar estar desapegado de los bienes de este mundo; ver siempre el mejor lado de las cosas, aun en las peores circunstancias, teniendo presente que no hay mal que para bien no venga; tratar de estar siempre alegre; evitar las quejas; procurar no causar molestia a quienes deben estar cerca de mí. Cuando estoy convencido, no temo manifestar mi opinión o hacer lo que considere correcto, pase lo que pase, siempre de buen modo. Me gusta estar en la casa cuando no tengo que trabajar fuera. Deseo morir en mi casa, en mi cama y que me entierren con sencillez.”
